14.7.15

Vueltas

▪ Sabido es que cada persona configura el mundo a su manera y elabora nociones mentales perdurables a partir de asociaciones débiles y huidizas además de erróneas. Valga como prueba el siguiente ejemplo. De chico, cuando oía hablar de competiciones ciclistas que incluían la palabra ‘vuelta’, o ‘giro’, o ‘tour’ —la Vuelta a España, el Giro de Italia, el Tour de Francia—, siempre creí, con toda ingenuidad, que las palabras se ajustaban a su significado y que, por tanto, la ruta que seguían los ciclistas trazaba una verdadera vuelta completa al país o a la región de que se tratara en cada caso, esto es, un recorrido lo más circular y lo más periférico posible para que ningún rincón del territorio quedara al margen de una cierta equidistancia geométrica con el centro, por más que en algunos casos, como Italia, el perímetro que se veía en los mapas escolares difícilmente se prestaba a círculos ni a circunferencias. Como la información deportiva no había alcanzado la sobreabundancia actual ni los medios audiovisuales habían alcanzado un grado de saturación incompatible con la fantasía personal, no ha de extrañar que tardara en saber que no era así, que el recorrido podía ser lineal, quebrado, discontinuo e intermitente, con saltos caprichosos en la geografía, y, por ello, con un considerable menosprecio por la verdad verdadera de los nombres. ▪▪ Me gustaría creer que esa noción previa de vuelta obedecía a alguna lógica verbal, pues, aunque es cierto que en la expresión coloquial «dar una vuelta» la conciencia lingüística no pretendía trazar una circunferencia peripatética en torno al pueblo o la ciudad, sino sencillamente ir y volver, como en los palíndromos, sobre todo volver (que de ahí proviene «vuelta»), no menos cierto es también que, según los diccionarios, ‘vuelta’ es «movimiento de una cosa alrededor de un punto, o girando sobre sí misma, hasta invertir su posición primera, o hasta recobrarla de nuevo». No creo, sin embargo, que fuera la palabra «vuelta» ni, menos aún, los complementos circunstanciales que marcaban el punto central y los extremos (Madrid, París, etcétera) lo que llevaba a esa noción circular del itinerario ciclista. Hubiera preferido incluso que se debiera al genio oculto de la lengua y tuviera que ver con la palabra ‘ciclo’, que no en vano significa círculo y forma parte de ciclismo, ciclista y bicicleta, pero no dejaría de ser una pirueta a posteriori, un intento tal vez ingenioso y encomendado a azares etimológicos, pero, desde luego, ajeno a cualquier realidad de infancia y quién sabe si no también de juventud temprana. ▪▪▪ Lo singular, en todo caso, es que ahora mismo se está disputando el Tour de Francia, que el recorrido está distribuido en dos grandes sectores, una primera serie de etapas al norte y otra serie al sur, antes del fin de fiesta de París, que he visto el recorrido en el mapa más de una vez y que, sin embargo, sigo teniendo en mente la circunferencia, el tour como un círculo perfecto y cerrado sobre sí mismo: tal vez, me digo, porque, si la geometría tiende a la perfección, el círculo conlleva una idea de perfección suprema y, sobre todo, porque los atisbos de perfección permanecen siempre más allá de las imperfecciones de la realidad, de los desvaríos de las palabras y de las insuficiencias del sujeto.