3.12.13

Propterea

Parecemos destinados a padecer en primer lugar, apenas se abre un libro nuevo, por las intercadencias de la errata (hay constancia). El caso es que, como viene de lejos el eco del verso 1080 del libro tercero de ‘De rerum natura’, de Lucrecio (ya, de hecho, en el viejo documento asomaban y —¡así es la rosa!— aún asoman las vergüenzas), no tuve mejor acuerdo que emplearlo recientemente (con el 1081) como obertura: «Propterea uersamur ibidem atque insumus usque / nec noua uiuendo procuditur ulla uoluptas». Tengo a mano tres versiones del poema, la del Abate Marchena en endecasílabos (Orbis), la de Eduard Valentí Fiol (Bosch) y la de Francisco Socas (Gredos) que, por orden de aparición, traducen: «Además, que viviendo mucho tiempo, / la misma tierra siempre habitaremos, / ni con vivir nuevo placer se inventa», «Por lo demás, giramos y permanecemos siempre en el mismo círculo, y ningún nuevo placer nos forjaríamos viviendo más tiempo» y «Además, nos movemos siempre y andamos en el mismo sitio sin que por vivir se nos fragüe ningún deleite nuevo», a las que cabe añadir la que transcribe Pío Baroja como cierre del tercer tomo de sus memorias, allá lejos, al final del camino: «Por lo demás, volvemos a lo mismo y partimos de lo mismo», lo que me llevó a pensar que «uersamur ibidem atque insumus usque» bien podría servir como definición de palíndromo, como reconocimiento de la reincidencia, como ambas cosas e incluso, ya metidos en faena, como recordatorio de la sed de sal. Viene todo esto a cuento de que, a raíz de una entrada del blog de Álvaro Valverde, y después de las vueltas con que había mareado yo a Lucrecio, al ‘De rerum natura’ y, en particular, al verso 1080 del libro III, apenas cayeron mis ojos sobre la cita inicial advertí, no sin sonrojo, que, salvo ignotas audacias textuales —o lectio difficilior!—, donde Lucrecio había escrito «praeterea» yo me había empeñado una y otra vez en escribir «propterea» y había, por tanto, elevado «además», «por lo demás», a consecuencia, distracción, descuido o ignorancia de los que no dejaré de avergonzarme por los días de los días.