1.11.13

Discursino

¶. (Extremeño de Hoy.) Vivimos tiempos de desventura económica, de desánimo civil y de penuria cultural, en un contexto de sustantivos adversos y adjetivos intercambiables: tiempos de incertidumbre estructural. Pertenecemos, además, a una región acostumbrada a los rigores estadísticos, con experiencia histórica en sinsabores y estoicismos. Todo ello, sin duda, conduce a la melancolía y también, quizás, al ensimismamiento. Así las cosas, no sé si la literatura sigue teniendo algún valor, más allá de los alivios analgésicos que a menudo proporciona, o si se hunde cada vez más hondamente en los índices de la insignificancia. No obstante, siempre he creído no sólo que la literatura es necesaria, sino que, a pesar de todos los pesares, prevalecerá: porque dice lo que no puede ser dicho de otro modo y porque es la manifestación más singular de la especie humana, inexorablemente unida a su origen, su sentido y su destino. De ahí que empeñarse en su pervivencia, aunque con pocos frutos y muchos titubeos, sea un alto privilegio y una labor continua en el estruendo y la oquedad de la hojarasca. Que se considere además tarea digna de honores y de un galardón cuyo ingenio gramatical combina el territorio y el tiempo presente con la palabra de cada día es una distinción que, más aún por gratuita e inmerecida, no cabe sino agradecer y un estímulo que viene a corroborar antiguas y perennes certidumbres. Gracias, pues: al diario Hoy, a sus trabajadores y a sus lectores. Gracias y buenas noches.